30 de octubre de 2010

Sueños

Esta noche tuve un sueño. No recuerdo donde estaba. Solo se que tú estabas allí. Conmigo.
Sentí calor, tranquilidad. Me sentía feliz, como en una nube...De pronto desapareciste, pero me quedé con algo tuyo; una carta. En esa carta me decías las cosas más bonitas que había oído en mi vida. Pero hubo una cosa que, hizo mella en mi corazón, escribiste que 'me querías'.
Me querías, sonaba tan extraño, pero a la vez tan real que lo creí sin dejar lugar a dudas. Me querías. ¿Que dos simples palabras puedan hacerte sentir tantas cosas a la vez...?
Pero la carta no acababa ahí, también escribiste que, desde que te hablé, desde que te miré por primera vez supiste que sería una persona especial en tu vida. Y que desde aquel beso que me robaste no habías podido dejar de pensar en mi.
Al terminar de leer aquella hermosa carta alguien me abrazó por la espalda. Sonreí. Sabía que eras tú. Y entonces me giraste, nos encontramos cara a cara oyendo nuestras respiraciones a una distancia prácticamente centesimal, cuando después de mirar tus preciosos ojos azules, te besé. Fue el beso más perfecto que nunca podía haber imaginado. Era un momento...¿Cómo decirlo? MÁGICO...
Lástima que los sueños solo sean eso, sueños. Lástima que yo nunca me he atrevido a decirte lo que siento por ti y que tú tampoco lo hayas hecho. Sólo espero que algún día logremos vencer las distancias antes de que sea demasiado tarde...y pueda decirte que 'Te quiero'.

12 de octubre de 2010

¿Quien dijo imposible?

Imposible. Esta palabra que tanto usamos y que muchas veces nos hace pasar tan malos ratos. No me gusta, no me gusta nada, prefiero decir improbable,.. como todo el mundo, supongo. Pensaréis que no hay mucha diferencia, pero yo veo una distancia abismal entre ellas.
La real academia, define imposible, como a lo que no tiene facultad ni medios para ser o suceder, e improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente.
La improbabilidad duele menos, porque deja un huequito a la esperanza, a la ilusión. Será por eso que todos la preferimos antes que a la imposibilidad.
Improbable era que el hombre llegara a la luna, pero Neil Amstrong lo hizo. Improbable era que el presidente de EEUU fuera de color, pero Barack Obama lo consiguió. Nadal desbancando del número uno a Federer, sucedió. Una periodista convertida en princesa, se hizo realidad.
El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino improbables. Porque lo improbable es por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Y mientras haya una posibilidad, una posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo. Porque nunca sabes cuando lo imposible, puede convertirse en improbable.

Related Posts with Thumbnails